Son demasiadas las ocasiones en las que pensamos que los grandes eventos culturales suceden en las capitales. Que el ocio de calidad y la actividad frenética está hecha para los grandes, donde todo parece posible o tal vez tan solo sea rentable.
Por suerte hay otro tipo de rentabilidad, mucho menos lucrativa pero mucho más rentable socialmente.
Urriés nuevamente ha demostrado que todo es posible, que ser pocos no tiene por qué ser una desventaja y que se pueden hacer grandes cosas con el capital más importante, el humano.
Estas VII Jornadas Culturales no solo no defraudaron, sino que han crecido en visitantes y emociones. Lo vivido este fin de semana es difícilmente explicable o como nos decían los visitantes, han sido un 20 sobre 10. Y un algo muy significativo es que todos nuestros mayores salieran a la calle para disfrutar y participar de cada una de las actividades. El 100% de nuestros vecinos paseo junto a la teatralización y revivió aquellos años 70 tan convulsos.
Davide Curatola y su exposición Paisajes trasladados sobre el cambio sufrido en el paisaje debido al pantano de Yesa, nuestro padrino Eduardo Alamán, panadero del valle y nuestro ponente Eugenio Monesma con su charla sobre los Lagares Rupestres, fueron increíbles. Consiguieron llevarnos a lugares fuera de nuestra realidad para aprender a mirar las cosas con ojos renovados.
La teatralización de los vecinos fue algo mágico. Consiguieron situarnos en la época de los 70 para después conducirnos directamente al duro momento del cierre de la escuela municipal. Momento durísimo para los que se quedaron y por supuesto para los que decidieron marcharse. Para muchas familias fue la gota que colmó el vaso. Porque esta España no está vacía, quedamos pocos pero aquí estamos, pero sí hubo decisiones que ayudaron a vaciarla.
Conforme pasan los días me voy siendo consciente de la realidad de lo que allí sucedió. Me van contando como todos nos emocionamos, lloramos y sonreímos de igual manera.
A esto hay que sumar la recreación de la última foto de la escuela de Urriés.
La tarde, tras la comida y colaboración de la Residencia de Sos, fue una cadena de emociones y diversión; Almozandia, el concierto de Los Mirindas y Javier Huescar Dj nos hicieron bailar, reír, emocionarnos por igual durante lo que restaba de día.
Y el domingo nos esperaba otro gran momento, el homenaje a los mayores de 80 años. Un momento inolvidable para ellos y para todos nosotros, de nuevo cargado de emociones.
Cuando ya todo ha pasado, cuando salimos de la vorágine en la que estamos inmerso por este y mil motivos más, nos damos cuenta de que hay detalles que podrían organizarse de otra manera, motivos que podríamos haber sumado o añadido, mil detalles. Os pedimos disculpas desde la organización, yo el primero. Seguro que sirven para aprender y mejorar en las de 2024.
Estas VII Jornadas Culturales de Urriés nunca las podremos olvidar y ojalá sirvan para seguir creciendo como actividad, como pueblo y como orgullo rural.