Sabíamos los que conocemos a Rosa y los que conocíamos el argumento del libro, que el sábado iba a ser un día realmente especial. Un día que comenzaría con lágrimas, emociones a flor de piel y muchos buenos deseos, pero desconocíamos como finalizaría. Y desde luego fue la mejor de todas las versiones que podíamos imaginar.
La presentación fue algo increíble. Son muchas las actividades que han pasado por nuestra biblioteca, pero nunca algo arrasó tanto en número de asistentes y de emociones.
Más de 100 personas en la sala escuchaban como Rosa empezaba leyendo tan solo 3 líneas de su libro. 3 líneas aterradoras que nos metían a todos en situación y que nos clavaban en la silla quedándonos congelados ante semejante muestra de sinceridad y heroicidad.
No quiero copiarlas y pegarlas porque debemos todos leer el libro y meternos en él de forma personal y muy íntima para comprender mucho mejor una realidad tan dura como esta.
Tuve el honor de estar acompañando a Rosa desde la mesa. Tuve el privilegio de poder observar las caras de los asistentes mientras la presentación avanzaba. Nunca un silencio quiso decir tanto. Nunca tanto respeto había arrasado la biblioteca de Urriés.
El formato fue precioso. Introducción, palabras, deseos, lecturas cargadas de sinceridad, muchas lágrimas y un derroche de honestidad y valentía, quedaban apaciguadas por las canciones de Susana Oliver, Àngela González y Jacinto Santos. Palabras que caminaban entre lo improvisado y lo medido para evitar que las lágrimas rompieran el mensaje. Canciones elegidas para contar ese camino constante por la cuerda floja del relato que se contaba. Y un cierre por la autora que nos golpeaba a todos y nos hacía rendirnos antes una mujer tan fuerte y tan generosa siempre. Hasta el punto de merecerse que se le llame Heroína y todos deseáramos abrazarla y leer su libro a pesar de saber que nos romperá el corazón.
Muchas gracias por dejarnos compartir este día contigo Rosa, eres un ser de luz que nos ha regalado un momento en nuestras vidas que jamás podremos olvidar.
Y muchas gracias a todos los vecinos de Urriés, Artieda, de la Bal y al Hostal de Urriés que quisisteis apoyar con vuestro cariño a Rosa y a toda su familia que vino desde Mayorca. Entre todos conseguisteis que el día no acabara con el dolor del relato, sino que se convirtiera en único y bello desde el principio hasta el final (que por cierto fueron las tantas de la madrugada, ¡mozés!)
Si alguno no pudisteis asistir ya estamos preparando la presentación en Zaragoza. Nos veremos!